La industria de la inteligencia artificial se estremeció por la noticia del despido del CEO de OpenAI, Sam Altman.
Altman ha sido una de las figuras más destacadas de la IA de los últimos años como cabeza de OpenAI, empresa dueña de ChatGPT. Su despido generó repercusiones en inversores, entusiastas de la inteligencia artificial, y usuarios. También, generó un amplio debate y especulaciones sobre las razones detrás de esta repentina decisión y sus implicaciones para el futuro del desarrollo de la IA.
De acuerdo a Statista, al 2023 el mercado de la IA está valorado en 164 billones de dólares y se estima que para el 2030 este se dispare en 1,000%, lo que demuestra un sólido e impresionante ascenso año tras año.
Este crecimiento de la IA repercute en todos los sectores productivos, así como la creación de contenidos y la productividad a todos los niveles. La expansión en el número de herramientas y softwares es lo que impulsa esta trayectoria, haciendo de la IA uno de las industrias más dinámicas e influyentes de la actualidad y el porvenir..
La preponderancia de OpenAI ha sido nada menos que fenomenal. ChatGPT, lanzado apenas a finales de noviembre de 2022, alcanzó una cifra sin precedentes de 100 millones de usuarios activos mensuales, convirtiéndose así en la aplicación para consumidores de más rápido crecimiento en la historia.
Este aumento de popularidad y adaptación es una muestra inequívocad del impacto de OpenAI en la IA y la gran aceptación de su tecnología.
A principios de mes OpenAI presentó su primer evento para desarrolladores llamado DevDay, una cita histórica en la que se mostraron productos avanzados. Allí se dio a conocer el GPT-4 Turbo, un modelo de IA mejorado para la comprensión de textos e imágenes, y otras herramientas como los GPTs, que funcionan como versiones especializadas de ChatGPT. El evento fue un éxito global y estableció la posición de liderazgo de OpenAI en la investigación y aplicación de IA. Desde la presentación del iPhone no se había registrado un evento de tal trascendencia e impacto tecnológico.
Estos avances consolidaron a OpenAI, quienes han declarado su interés en desarrollar una inteligencia artificial general, también conocida como AGI, una tecnología nunca antes vista hasta el momento y que supone retos para resguardarla de los peligros que podría representar.
El abrupto despido de Sam Altman como CEO de OpenAI me recordó la famosa expulsión de Steve Jobs de Apple en 1985, quien regresó 12 años despues y llevó a la empresa del borde de la quiebra hasta convertirla en la más valiosa del mundo por capitalización bursátil.
La junta directiva de OpenAI citó la “falta de franqueza en las comunicaciones” de Altman como motivo de su despido, lo que generó dudas sobre la dinámica dentro de la empresa. La junta, formada por figuras destacadas como el científico jefe de OpenAI, Ilya Sutskever, y el director ejecutivo de Quora, Adam D’Angelo, fue el centro de la controversia por la toma de dicha decisión.
El despido de Altman fue totalmente inesperado y extraño si consideramos el éxito de ChatGPT y los recientes productos anunciados días antes en DevDay. Este despido de un CEO de una empresa con millones de usuarios y una valoración que supera los 80 mil millones de dólares no tiene precedentes, particularmente dado el estatus de OpenAI como actor líder en la industria de la IA, conocido por sus innovaciones y carácter disruptivo.
Al día siguiente del “despido”, Microsoft “reclutó” rápidamente a Altman y al presidente de OpenAI, Greg Brockman, y a otros talentos de empresa para liderar un nuevo equipo de investigación avanzada de IA. Este movimiento elevó las acciones de Microsoft en el mercado bursátil de manera instantánea.
La crisis en OpenAI se intensificó cuando más del 90% de su personal cerró filas con su exCEO. Este desacuerdo se expresó en una carta en la que amenazaron a la junta con una dimisión masiva si optaban por no corregir el rumbo y traer de regreso a Altman. Hay que considerar que estos empleados de OpenAI tenían mucho que perder con una hasta ahora aparente implosión de OpenAI, independientemente de las potenciales ofertas de trabajo de Microsoft y Salesforce que se reportaron en diversos medios estadounidenses.
Desde DevDay, OpenAI y Altman han sido tendencia en los debates de redes sociales, particularmente en X. Han sido noticia a diario y a nivel mundial por más de 21 días en varias palabras clave, incluyendo ChatGPT, Sam Altman, Microsoft, Satya Nadella, OpenAI, Greg Brockman entre otras. Varias combinaciones de estas fueron top 5 al mismo tiempo, algo pocas veces visto para un mismo tema.
La serie de cambios y la incertidumbre en torno al futuro de OpenAI y sus productos, mantuvieron a la compañía, a Sam Altman, y a Microsoft en el centro de atención en casi todo el mes, y reforzaron su posición en el altamente competitivo mercado de la IA.
Esta preponderancia narrativa incluso eclipsó una nueva funcionalidad de Bard, el chatbot de Google y competidor de ChatGPT, que permite interactuar con videos de YouTube.
En medio de la preocupación por el regreso de Altman a OpenAI o su incorporación definitiva en Microsoft, ChatGPT experimentó períodos de falta de respuesta y operatibilidad. Estos tiempos de inactividad generó incertidumbre sobre la estabilidad y el futuro del chatbot de IA insignia de OpenAI, que se había convertido en parte integral del trabajo creativo y productivo de millones de usuarios y desarrolladores.
De acuerdo a reportes de prensa, Satya Nadella, director ejecutivo de Microsoft, un importante colaborador de OpenAI, supuestamente estaba «furioso» al enterarse de la partida de Altman. Vale mencionar que Microsoft posee el 49% de OpenAI después de invertir más de 13 mil millones de dólares en la empresa.
Asimismo, Vinod Khosla, fundador de Khosla Ventures, otro patrocinador de OpenAI, dijo en X que querían recuperar a Altman. Mientras tanto, se dijo que Thrive Capital, Tiger Global Management y Sequoia Capital y la propia Khosla Ventures estaban contemplando acciones legales contra la junta si las negociaciones para reinstalar a Altman no salían como esperaban.
En medio de todo el drama en OpenAI, Greg Brockman, que se suponía había renunciado a su puesto como presidente de OpenAI, presentó una nueva característica importante para ChatGPT, llamada ChatGPT Voice. Esta permite a los usuarios tener chats de voz con el robot de IA y obtener respuestas en audio.
Días después, en otro giro repentino de la historia, Altman fue reinstalado como CEO de OpenAI y se reconfiguró la junta directiva, culminando días de gran dramatismo e intensas negociaciones sobre el futuro de la empresa, y como no, de la IA en general.
Diversas fuentes especializadas en la IA han subrayado que la junta intentaba detener momentáneamente el avance de una teconología AGI llamada Q*, supuestamente impulsada por Altman sin los debidos controles de gestión. Otras afirman que estaba en juego la supervivencia de la empresa, la cual atraviesa un problema de comercialización, ya que su génesis es sin tiene fines de lucro.
Los acontecimientos en OpenAI dos grandes preguntas: ¿fue esto una verdadera lucha de poder en la empresa de tecnología líder en inteligencia artificial o una secuencia de eventos y declaraciones que formaron parte de una magnífica estrategia de marketing ejecutada de manera brillante?
Si todo lo sucedido fue una crisis genuina o una maniobra estratégica sigue siendo un tema de debate y es muy temprano para saber todos los detalles.
Una cosa está clara: OpenAI, con el apoyo de Microsoft, es quien lidera el discurso de la inteligencia artificial.
Jack Mateo
Blogger de IA y Creador de Contenidos Jairo Y. Mateo Candelier <lic.mateocandelier@gmail.com>